USTED SÍ DÍGALO

Me gusta el vino por que el vino es gueno.
Me fascina la morenaza con frenillos, por que es guena.
Me tuerce la trompona de los labios escarlatas por que esta reguena.
Me trago la metralleta de la pequeña criatura del demonio, escupiendo sublimes ronquidos de playas sin fines.
Me unto en la flaca de las tetas con sabor a monja.
Me infame tu hermana, como me mira la efervescencia la muy bien encarada.
Me inmacula entrar a la catedral de santiago a las 11 del día y contemplar la poca fe que tengo.
Me encanta la ensalada kintaro del restaurante japonés.
Me relaja el mar, el campo y el desierto.
Me desbautizo con las mujeres de falda y taco.
Me devociona la ropa interior de la femineidad perdida.
Me culebrea el invierno, la lluvia, el frío, el viento y la nieve todo el año.
Me atraen tus tetas. En especial el peso, su caída, su ternura y el olor de tus pezones.
Me convierten los perros en ellos y la beatitud paradisíaca de todos los animales.
Me templa el buen cine.
Me es afrodisíaco el olor a hormiga de algunas mujeres.
Me seduce el aliento del viento que descansa en la hojas.
Me calienta verte de espalda tendida en la cama, solo con tus calzoncitos chiquititos.
Me hace vibraciones las cosas como son.
Me profanico para mis adentricos, en la cama con sabanas limpias.
Me deleita un vaso de agua con hielo.
Me mama sentimientos cuando no estoy con ella.
Me placentera esparcir el pigmento sobre la superficie y el semen sobra tu espalda.
Me pellizca para corregirme la capitana de las flores
Me saborea a la hora precisa y en la posición perfecta.
Me paladea como un caldillo de congrio tenerte a punta de lengua
Me satisface como un plato de tallarines con salsa y un vino blanco helado.
Me regocijo en tus triunfos escasos.
Me regodeo en tus tetas y vuelvo para abajo.
Me asunción verte los ojos de virgen partiendo la marraketa.
Me testeo en las peripecias de la ruina.
Me antojo un beso.
Me relame como un perro las heridas del pecho.
Me contenta verte reír.
Me regaloneo en tu misterio.
Me apetece cenar contigo en mi casa, en tu casa o en el restaurante, pero mas en la mía.
Me codicia culiarte todo el rato.
Me apasiona verte nadar.
Me godeo la pequeña burguesiíta.
Me asperillo el dibujo a stencil de la calle.
Me raya verte con esa ropa y culparte.
Me pornográfico con la inocencia de tu mirada.
Me vicio el arte de culiarte todo el rato.
Me deprava la pintura.
Me corroe el asombro del regulador de colores.
Me corrompe la taxidermia para cortar y desvestir.
Me extravío en la metáfora.
Me prostituye la palabra.
Me retiñe la escultura.
Me desmosca una buena paja
Me simboliza la noche estrellada del valle del Elqui, en el brillo de tus…...
Me inmerso en la vuelta de la ultima noche.
Me inmaterializa la plata.
Me ensangrienta la ortiga de tu mala lengua.
Me asalta el Sex Shop de tus ojos.
Me envianda la colación en tu guata.
Me entuerto de mirarte el ojo de pollo.
Me provoca capacidad de reacción tu boca desbocada.
Me lastima la lluvia cuando cae sobre mar.
Me patea el alma la poesía urbana.
Me corroe las chancees de la locura.
Me raspa la furia de no caminar contigo.
Me salpica el sesudo artístico ña, ñi ñiñañiñi.
Me arrastra el lindo arte de chilito con el dedo en el culito.
Me vilimpindea el volantín cortado.
Me hormiguea la vista el montón de flacas cruzando la calle semáforo en rojo.
Me animaliza el estado de las cosas.
Me contrae el horror y error del mundo.
Me inicia la sinceridad de tu cuerpo.
Me ponen duro los viajes y los matinales de la tele.
Me inmortalizan las rocas con olor a leche a la orilla del lago.
Me rasguña la música de luwin ban betohebenn
Me aprieta el tiempo y la muerte.
Me entierra la vagina a fondo en mi envergadura.
Me embarra el seudo artista del verano.
Me sepulta a la fama mi descriterio en el arte.
Me exintencializa las siete de la mañana, por que mis pensamientos van hacia ti.
Me araña la tristeza del dolor ajeno.
Me cicatriza la incomprensión de los que estimo.
Me acicalo cuando vienes en cuatro patas.
Me insano cuando las papas están calientes.
Me invierto las moscas sobre las roscas.
Me apocalíptica la ingenua promesa de tu calcañar.
Me añoro de haberme alimentado de mentira.
Me silencia la miel de estas palabras ¡¿que cosas no?!