domingo, 6 de septiembre de 2015

Solitario, asustado y atemorizado.






Recuerdo  que mi abuelita  siempre nos decía que los perros sentían las vibraciones de las personas. Si estaban  tristes, alegres, entusiastas, consternadas, enfurecidas, motivadas o confundidas.

¡Lastima  que no somos perros!

Antonio Becerro

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