Así como
comenzaron los días de este año no tengo ánimo de nada.
Como lo dije ayer; “Al final del arcoíris no hay un cofre de oro sino mierda y orina”.
Mi espectacular
amante manier, estas últimas dos semanas me visito con dos desmayos y me dejo
tumbado un par de días.
Divague por
Valparaíso y por el centro de Santiago desvarié. Estuve perdido y confundido
sin saber a dónde ir y cómo llegar.
La recuperación a ha sido lenta. Y estoy solo. Pero eso ya lo sé y me asusta.
Cuando llegan
todas las malas llegan juntas y no de a
una y se paradas.
Mi salud esta deplorable. No retengo nada y la vista está
como el ajo.
El oftalmólogo
me cobro muy caro así que de lentes ópticos
por el momento no.
He tenido que apretarme
el cinturón
Dado que mis divisas
están bajas.
Me he recluido como antes
en nada. Conozco la crisis.
Vuelvo andar por las sombras.
Pero lo peor es que mi perrita la querida Flori esta enfermita al parecer de los pulmones.
Y yo estoy pal gato con eso. Le pido a Dios que no se la lleve todavía
Y que no sufra. Me parte
el corazón verla así. La mantengo
ocupada a puros besos y canciones de cuna.
Producto de todo esto
es que mande a la cresta el viaje a Canadá y tome la firme decisión de asistir a mis perros,
fortalecer el palacio perruno y gastar mis cartuchos en Bolivia. Así estoy más cerca de ellos por cualquier
cosa.
Manier me ataca en la cama
a la hora de dormir cierro los ojos
y veo puntos azules y rallas blancas que se mueven. Es vomitadle. Levantarse y acostarse. Estoy
en la ruina
Se me olvida todo y
he dejado plantado a un sin fin de personas. Proyectos, viajes, pegas,
contactos, deudas todo al hoyo.
Mas la mala fama que
se me ha asignado no me permite repuntar
para tener un trabajo ni un salida. En
el amor las cosas tampoco han mejorado y de la suerte no la
he visto nunca.
Esto no es una mala racha. He perdido el control de todo.
Tengo susurros en la noche que no me dejan dormir. Y duermo con las manos
empuñadas, a la mañana siguiente un dolor de brazos me tienen agarrotado. En este estado me
encuentro.
Tengo un mal presentimiento
por eso estoy redactando una carta a los
que me estiman, para asegurar mis obras en buenas manos por si caso.
Para salir un poco del hospital de la pena y la melancolía. Me voy
esta noche a ver un amigo músico que toca en un viejo teatro de la calle San Diego. Tine n una banda que se
reagrupoa después de muchos años Los mismos. Son buenos.
Luego vuelvo
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